30/4/10

Max Biaggi, declaraciones

¡Venga Valentino, vente a Superbikes!





Que Max Biaggi es amigo de la polémica ya lo teníamos más o menos aprendido. Sin embargo, en los últimos tiempos, el romano parecía haberse tranquilizado. La gran mayoría de sus polémicas eran en temas concernientes a su archirrival, Valentino Rossi, con el que mantuvo una historia deportiva plagada de pintorescas declaraciones y acciones no muy deportivas.

Pero nunca he entendido porqué Biaggi creía pertenecer a ese puñado de pilotos que le pueden, o han podido, apretar las clavijas a Rossi. Es decir, en el Mundial hay muchas historias de confrontaciones y, para mí, la de Valentino y Maximiliano es la que menos fuerza tiene a nivel motociclista. Sete en su momento, o Lorenzo y Stoner ahora, le han presentado una rivalidad firme y real al de Tavulia. Con ellos sí ha peleado, y le ha costado ganarles. Con ellos sí que se palpaba la igualdad y la pelea, las opciones que tenía cada uno de cara al otro. Pero nunca vi a Biaggi un verdadero rival de Rossi. Los dos italianos nunca tuvieron su momento "Laguna Seca" Stoner-Rossi), el "Última curva de Montmeló" (Lorenzo-Rossi) o el "Última Curva Jerez" (Sete-Rossi).

Y es que el momento que pasará a la historia del motociclismo en esta disputa entre los dos italianos, no lo hará ni por su deportividad ni por su relevancia en la consecución de un título. No. El momento en cuestión es en el que Biaggi intentó sacar a Rossi a codazos de la pista y un poco más tarde Rossi lo adelantaba y le enseñaba el dedo corazón (en Suzuka, creo recordar). Este incidente fue la forma en la que Biaggi exteriorizó toda su impotencia ante la apisonadora de Tavulia, quedando claro que al romano siempre le vino grande Valentino, y sólo podía intentar hacerle la guerra en los medios, no en la pista.






La "batalla" real Biaggi-Rossi siempre se mantuvo en la prensa, en forma de escabrosas declaraciones y salidas de todo (generalmente propiciadas por Biaggi). Una guerra de palabrería que no tenía su sustentó en la pista. Esa rivalidad nunca fue secundada por Biaggi en el asfalto. Allí las cosas eran mucho menos enconadas, mucho menos avivadas, Valentino siempre fue muy superior. Y Biaggi no lo aceptaba. Así que arremetía contra su rival donde podía, en la prensa...

Sin embargo este tema parecía pertenecer ya al pasado. Y es que parecía que el tiempo, y la militancia de ambos en campeonatos diferentes, había alejado tanto a Biaggi de Rossi que la rivalidad, la estúpida rivalidad del "papel couché", se había diluido para siempre.
Pero no. Parece que Biaggi todavía se guarda su rencor con Rossi. Parece que en sus momento de asueto Valentino ocupa sus pensamientos. Y ahora, después de años separados, Biaggi vuelve a demostrar que la impotencia que sufrió frente a Rossi en sus años en la categoría máxima le pasa factura constantemente.

Así, crecido por su buen rendimiento en SBK, ha decidido volver a la carga y mandarle un recado a Rossi. En "Il Corriere Dello Sport", en su edición del miércoles pasado, Biaggi dejaba caer este mensaje:

"¡Venga Valentino, vente a Superbikes!"

Ale, ya tenemos a Biaggi de vuelta... lo que hay que oír... Resulta que, de nuevo Biaggi, muere por la boca. Y es que es increíble cómo un veterano como él, que se las da de tan buen piloto, se siente tan fuerte en SBk, a pesar de ir segundo en la general, detrás de Leon Haslam, un jovencillo que, como quien dice, acaba de llegar. Recordemos que Biaggi no lo ha hecho en SBK mucho mejor de lo que lo hizo en MotoGP, pues en el campeonato de los hermanos Flamini él tampoco ha conseguido todavía un título. Aún así echa mano de su osadía más canalla para arrojarle un guante al que sí es un vigente campeón... de un campeonato en el que ningún piloto de SBK ha sido capaz jamás de toserle (tal vez este año Spies lo consiga).

No contento con eso, Biaggi, decidió "picar" también a Loris Capirossi, aseverando que el piloto de Suzuki no tenía el valor suficiente como para ir a SBK...

En fin, Biaggi vuelve a "alegrar" el patio, y esperamos que tanto Capirex como Rossi le den la debida contestación... aunque, tal vez, no lo hagan porque, al fin y al cabo, sólo grita el que nada tiene que decir.









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