26/4/10

Ducadi Walt Siegl

Un austríaco en norteamérica




La fórmula es sencilla.

Copia las cotas y geometrías de una Ducati 916. Hazte con un motor de una Monster, y le instalas unos carburadores de 41mm. Consigue unas horquillas de Suzuki, a poder ser con pinzas de anclaje radial, y también los discos de freno. Cómprale a Carrozzería unas llantas de aluminio forjado (que mejoran el peso de las de magnesio convencionales). Forja un bastidor artesanal y fabrica una cola de escape. En fibra te haces un guardabarros y un colín inspirado en las motos de competición de los años 60, y un depósito hueco para albergar en su interior la batería y alguna cosa más. El "cupolino" se lo puedes encargar a la gente de GFTP, que disponen de una gran variedad de carenados "retro".

Coges todo esto y lo montas. Bien montado, con todos los componentes en su lugar adecuado. Luego consigue pintura de color "french blue" para recrear una decoración tipo "Maseratti", además de ornamentar el depósito con los colores de la bandera italiana.

Y ya está, ya tienes una Ducati clásica. Una moto cargada de exclusividad. Una pieza única que será admirada por todo aquel que te cruces por la calle. O por el circuito. Porque si sigues estas instrucciones a rajatabla no sólo tendrás una bella pieza de motociclismo, no. También tendrás una moto efectiva y divertida para circuito, como cualquier "naked" moderna. Pero sin parecerlo.






Y si te gusta esta idea y te ves incapaz de realizarla tienes otra opción. Llama a Walt Siegl, un "manitas" de mucho cuidado en esto de las motos "retro". Las creaciones de este austríaco son verdaderas obras de arte, en las que cuida hasta el más mínimo detalle.
Walt reside ahora en un pequeño pueblo norteamericano al sur de New Hampshire, pero el bagaje que le llevó hasta allí para construir sus motos es, cuando menos, extraño. Y es que este apasionado del motor empezó estudiando arte en Austria, pero lo dejó para probar suerte en las carreras de motos. En este terreno no prosperó, y terminó trabajando en Francia como guardagujas en una estación de tren.





Alemania, Italia y de nuevo Austria fueron sus siguientes pasos, lugares en los que trabajó como soldador y fabricante de herramientas. Al final acabó en Moscú, en una siderúrgica, desde donde en 1985 fue empleado por el Servicio Exterior Austriaco. De ahí fue trasladado a Nueva York y, finalmente, termino huyendo del ruido y estableciéndose en New Hampshire con su familia, para dedicarse a lo que le gusta.

Desde allí llegan de vez en cuando sus creaciones. Como ejemplo, un botón, la llamada, simplemente, Ducadi Walt Siegl:








































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