La marca Triumph es de sobra conocida por sus modelos deportivos (Daytona), por sus motos con estilo "retro" (Bonneville, Scrambler, Thruxton, etc.) y también por sus ágiles naked (Speed y Street Triple), pero también fabrica un modelo enfocado al mototurismo: La Triumph Sprint.
Veamos que nos ofrece la marca inglesa en la versión 2010 de este modelo, destinado a competir con las BMW RT y K-GT, Yamaha FJR y Honda Paneuropean.
Disculpad la calidad de las fotografías, algo inferior a lo habitual, pero la marca no ha proporcionado mejores calidades.
La diferencia estética más evidente con el modelo anterior es que ya no lleva los escapes por debajo del colín, sino que ahora un único silencioso está situado en una posición más clásica por el lateral derecho. Ello permite un generoso espacio para la colocación de dos maletas laterales de 31 litros de capacidad cada una. Además, puede incorporar opcionalmente un TopCase de 55 litros, pintado en el mismo color de la moto, con capacidad suficiente para dos cascos integrales. También incorpora una toma auxiliar de corriente.
El carenado tiene ahora unas formas menos agresivas y más estilizadas, y ofrece muy buena protección aerodinámica, como debe ser en este tipo de moto enfocado a realizar largas rutas con la máxima comodidad. El nuevo depósito le permite autonomías cercanas a los 300 Km.
En el chasis nos encontramos con un basculante trasero ligeramente más largo, que aumenta la distancia entre ejes en 80 mm hasta los 1537 mm, mejorando el aplomo en curvas rápidas. El equipo de frenos es también nuevo, incorporando el ABS de serie (opcional en el modelo anterior).
El motor tricilíndrico transversal sufre pocas variaciones, mantiene los 1.050 cc, alcanzando ahora 132 CV (cinco más que la versión anterior), y disfrutando de un par de 108 Nm a solo 6.300 rpm. Este motor destaca por su entrega en la gama media de rpm, y no por su potencia máxima.
Esta moto estará disponible en los concesionarios de la marca a partir del próximo 21 de Junio, a un precio de 13.695 €, prácticamente idéntico al modelo que estaba a la venta hasta ahora (13.295 € la versión con ABS). Se prevee importar en dos colores : plata y azul metalizado.
En mi opinión, un modelo demasiado convencional: no dispone de cardan, la suspensión es normalita, no lleva soluciones vanguardistas, pero el precio es francamente interesante, pues sus competidores son del orden de 3-4.000 € más caros (mínimo).
Os dejamos el vídeo oficial, dónde además de la moto se promociona el equipamiento (ropa) que la marca pone a disposición de los clientes para su disfrute:
Antes de nada quiero agradecer al concesionario Dues Rodes de Palma de Mallorca, oficial exclusivo Ducati en Mallorca, por su implicación con el sector motero al ofrecernos una moto para probarla durante una semana completa. Es difícil encontrar, por estos lares, una casa de motos que tenga motos de pruebas, y más difícil es aún que te la dejen durante un tiempo decente para poder hacerle un buen test, ya que todos sabemos que una moto no se conoce en una "vuelta a la manzana". Tengo que señalar también que la moto es propiedad del concesionario, no una moto cedida por la marca, lo hace que le agradezcamos exponencialmente su generosidad.
Sí, la Hypermotard es una moto peligrosa. Pero no lo es por ser una moto que te pone en aprietos por carencias en la parte ciclo, o por montar un exagerado motor que te lleva hilando en lo imposible, jugando con el abismo. La Hypermotard es peligrosa por todo lo contrario. Por ser una moto tan equilibrada, tan divertida, que es capaz de sacar el niño que llevas dentro, por muy escondido que lo tengas. Un niño con un juguete de mayores que no quiere dejar de jugar. Cualquier momento o lugar es bueno para la 796. Esta Ducati es, probablemente, una de las motos más divertidas que puedas conducir. Y es que con ella es todo fácil, todo accesible.
Pero vayamos por partes.
Al revés que cualquier prueba de moto, quiero empezar esta señalando los puntos negativos de esta Ducati. Y es que no hay una moto perfecta, obviamente. La Hypermotard adolece de unas cuantas deficiencias que, si bien son casi todas nimiedades, le impiden ser una moto totalmente redonda al salir de fábrica.
Su problema más grande, más significativo, es el tren delantero. Creo que 9.000 euros deberían dar para un poco más que para montar una horquilla tan simplona. Hay que pensar que, por ejemplo, por el mismo precio, podemos hacernos con una Aprilia Dorsoduro Factory, que monta unas estupendas barras Sachs multirregulables de 43 mm. En Ducati sin embargo optan por un tren delantero Marzocchi (que me da a mí que ponen poco más que el nombre) sin ningún tipo de regulación, también de 43 mm, y con una tarado demasiado blando. En frenadas fuertes, y no tan fuertes, la "Hyper" se hunde hasta casi hacer tope. Una lástima que la magnífica parte ciclo de esta Ducati se vea comprometida por un componente tan importante. Desde luego tiene fácil solución y, además, relativamente barata; unos muelles, un aceite más denso o un casquillo pueden tarar la horquilla en su justa medida... Pero es una lástima que la 796 no traiga ya "de casa" una buena dotación, se le echa de menos y se hace un poco incomprensible. Es de suponer que lo blando de su tarado está pensado para ser aceptado por todo tipo de usuarios, ya que un comportamiento más radical tal vez alejase a los compradores más "pacíficos", pero creo que este planteamiento es erróneo, ya que los compradores de Ducati siempre buscan deportividad y buen comportamiento dinámico en sus motos.
Los siguientes "puntos flacos" de la Hypermotard son, tal vez, pequeñeces, pero no por ello dejan de ser elementos a tener en cuenta (y más en un test a fondo). Lo primero, sus retrovisores. La adopción de los retrovisores triangulares plegables son acertadísimos desde el punto de vista estético. Pero sólo eso. Esta Hypermotard sólo se puede usar por ciudad con ellos plegados porque, si "abres las alas" no te dejarás ni un retrovisor ajeno sin rascar (hemos medido el ancho de la moto con los retrovisores desplegados y pasa con holgura los 120 cm). Además se hacen incómodos en carretera por estar en una posición extraña, algo que hace de mirar el retrovisor una operación muy poco natural y para nada intuitiva. Así, la mejor forma de llevar los retrovisores en la Hypermotard es plegados, donde no sirven absolutamente para nada. Una maniobra estética vanguardista que hace de los retrovisores un "cacharro" prácticamente inútil. Obviamente existe un juego de retrovisores "normales", con intermitente integrado, o, si no quieres ir tan lejos, Ducati dispone de una "caña" para que se puedan colocar los originales triangulares en el sitio habitual del retrovisor, algo que, por cierto, queda un poco "ortopédico".
El tapón del depósito de gasolina es otra de las cosas extrañamente rebuscadas de esta moto. No adopta el típico tapón con bisagra, sino que se trata de un tapón propio de moto "de campo", de esos que se desenroscan y al abrirlo te lo quedas en la mano. A mí no me parece que poninendo un tapón vulgar la moto fuera a perder esencia o algo así. Más bien creo que se ha creado un incordio a conciencia, pues no hay que desarrollar nada para poner un tapón con bisagra, bastaba con que la Hypermotard adoptase cualquiera de sus hermanas. Este tipo de cosas suelen estar justificadas en modelos que quieren reducir costes, por lo que no se invierte en desarrollo de piezas específicas que encarezcan el producto final. Por eso la exclusividad en las piezas suele encarecer bastante un modelo. Pero el tapón del depósito no tiene que ser espectacular, ni diferente... tiene que ser práctico... y Ducati ya lo tiene "desarrollado". ¿Tanto costaba montar el de la Monster o el de la 848? Parece ser que a los de Ducati no se les ha ocurrido otra manera de destacar esta pieza en la Hypermotard que haciendo que la tengamos que tener en la mano cada vez que llenamos el tanque. Un incordio, vamos.
El tema de la autonomía es un problema a medias. Es lógico que una moto que pretende ser ligera, esbelta y fácil de mover no adopte un gran depósito de dimensiones inapropiadas. Es decir, que la autonomía de la Hypermotard es escasa (aunque relativa, ya que sus 12,5 litros se "estiran" bastante), pero ¿a alguien se le ocurrirá comprarla como moto para ir de viaje? Y es que si la poca capacidad del depósito fuese realmente un problema también lo sería la nula protección aerodinámica o no poder montar maletas (aunque se le pueden montar alforjas). Es decir, cada moto es para lo que es, y cada concepto tiene limitaciones inherentes y obvias. Y en este caso la autonomía es dependiente del carácter y propiedades dinámicas de la moto, pero no por ello se le puede llamar defecto.
Por último está el detalle de la apertura del asiento. Esta maniobra se efectúa con una llave "allen". Sí, sí. Un tornillo de "rosca-chapa" es lo que asegura el sillín a la moto. Es decir, si necesitamos sacar la documentación (porque no cabe nada más ahí abajo) necesitamos "operar" mecánicamente. Nada de llaves y bombines, no. Un tornillo, como buena moto espartana que es. Es lógico pensar que la Hypermotard lleva en alguna parte la herramienta necesaria para abrir el sillín. Y así es... yo sé dónde están (porque me lo soplaron), pero desafío a cualquiera a que la encuentre si tiene ocasión de inspeccionar una 796 (¡muahahaha!).
En el anterior post hemos repasado los defectos de la Hypermotard 796. Si los analizamos detenidamente nos daremos cuenta de que, a excepción de la horquilla, todos sus males son prácticamente naderías, sobre todo si tenemos en cuenta lo espléndida moto que es en conjunto. Incluso la horquilla es fácilmente corregible sin apenas inversión económica. Así pues podemos afirmar que la Hypermotard adolece de "problemillas", como cualquier modelo, pero nada grave que tare irremediablemente el modelo.
Así pues, empecemos con las bondades, que son muchas.
La Ducati Hypermotard 796 es todo lo que le puedes pedir a una moto para pasártelo bien sin complicaciones. Su comportamiento es neutro y sus reacciones no asustan, sin por ello perder un ápice de rabia y efectividad. Básicamente, en la 796 todo es sencillo, todo es fácil... pero al mismo tiempo deja que corra la adrenalina a sus anchas para tu satisfacción personal. Es una de esas motos en la que te sientes bien, en la que parece que tu conexión con ella es algo natural y predeterminado. Una extensión de tus deseos, aplicados al asfalto con inmediatez y sobriedad.
Por empezar por alguna parte empezaremos por lo que siempre es bueno en una Ducati. Su chasis. Multitubular de tipo Trellis, con tubo ALS 450, como no podía ser de otra manera, deja ver sus tubos generosamente. Se han eliminado casi todos los segmentos forjados de la anterior Hypermotard, conservando su rigidez y resistencia a la torsión. Como siempre en las motos de Borgo Panigale, la estructura "aguanta" firmemente la moto, presentándose muy sólida y dominante. Además, gracias al acertado reparto de pesos y geometrías la Hypermotard "pequeña" se mueve con facilidad y precisión, aunque su ligereza le hace "perder la cabeza" en aceleraciones generosas o en cotas altas de velocidad, donde la naturaleza de la moto deja un poco en evidencia que no está pensada para vías rápidas. Pero en "ataque" por carreteras de curvas el chasis no deja cabos sueltos. Es decidido e instantáneo en reacciones y te deja sentir todo el control sobre la máquina. El subchasis, también tubular, va atornillado, y se deja ver generosamente. La combinación cromática en la unidad de pruebas es muy llamativa, con el Trellis pintado en rojo "Ducati" y la estructura trasera en color "aluminio".
La suspensión delantera está a cargo de las anteriormente mencionadas barras Marzocchi de 43 mm, con un recorrido de 165 mm, y su sección inferior adopta el anclaje radial para las pinzas de freno. El basculante es un monobrazo, característico de las motos rojas, en fundición de aluminio, que se siente robusto y firme, sin flexiones, y abraza la preciosa llanta trasera de cinco palos en "Y" Enkei de aluminio de 17" de 5,5" de garganta (neumático 180/55-17). El amortiguador trasero sí tiene regulación en precarga de muelle, compresión y extensión. Su funcionamiento es eficaz aunque con los reglajes de fábrica la moto tiende a salir "abierta" de los virajes más lentos si abres "con ganas". Esto deja de ser un problema con unas vueltas de precarga del muelle. Y es que el tarado conservador de las suspensiones se nota en los dos trenes, sin embargo al ser la trasera multirregulable eso se corrige con una simpleza y facilidad absoluta, adaptando el amortiguador trasero para conducción deportiva en unos instantes. De ahí que sea una lástima que la horquilla carezca de algún tipo de regulación porque con ella esta Hypermotard sería perfecta.
El motor de la Hypermotard 796 es el verdadero caramelo de esta moto. Bicilíndrico en "L" refrigerado por aire y aceite de 803 cc, este 796 Desmodue es un motor que no "existe" bajo las 3.000 rpm, pero que a partir de ahí deja aflorar todo su temperamento y nos trasladará de curva a curva de una manera suave pero contundente. Con una potencia declarada de 81CV a 8.000 rpm y un par máximo de 75.5 Nm a 6.250 rpm, este motor es todo dulzura en su entrega de potencia. Pero esa dulzura va acompañada de un empuje constante y brioso, ofrecido en su justa medida. Es decir, el motor de la 796 no te pondrá en apuros. Pero tampoco de dejará corto. Creo firmemente que estos 81 CV son todo lo que un conductor de calle necesita. Más potencia implica más trabajo, más estrés, más sudor... A la Hypermotard no es necesario domarla. No se desboca. Pero no se queda corta. Su equilibro es fantástico y te deja "estrujar" el acelerador sin contemplaciones, disparándote hacia delante de una forma excitante pero controlada. Eso sí, sólo demanda que no dejes caer la aguja del tacómetro más allá de las 3.000 rpm, esa es su única condición. Las indicaciones del puño del gas son interpretadas de forma instantánea por la rueda trasera, de una forma noble, aplicando siempre todo el esfuerzo al asfalto, sin titubeos. En reducciones la Hypermotard equipada con el embrague APTC (sí, parece que han buscado las siglas a propósito), un embrague bañado en aceite de 21 placas, que evita los bloqueos de la rueda trasera en reducciones decididas, ayudando mucho a una reducción y frenada estable a la hora de ir a "por faena". Por otra parte, el Desmodue de esta Hypermotard ha sido despojado de molestas vibraciones y una gran parte de rumorosidad mecánica típica de Ducati, algo que se agradece, sobre todo en el día a día y en desplazamientos por autopista o autovía.
En cuanto a frenada la Hypermotard está muy bien servida. Ambos trenes adoptan sendos equipos Brembo, y aunque el disco trasero de 245 mm adolece de una cierta falta de tacto su frenada, a cargo de una pinza de dos pistones, en buena. El tren delantero, con unos enormes discos de 305mm, abrazados por pinzas de anclaje radial de cuatro pistones, son, al contrario que el trasero, muy dosificables y transmiten un tacto excelente. La frenada es, simplemente, espectacular. Esta 796 se detiene en "dos palmos". El mordiente de los Brembo delantero es sublime y no presentan signos de fatiga tras un uso intensivo. De nuevo nos encontramos con el excesivo hundimiento de la horquilla en este apartado. El ejemplar funcionamiento de los pinzas de anclaje radial hace que en frenadas "hasta la cocina" la Hypermotard se "hinque" demasiado. La rueda delantera en ningún momento pierde la dirección o el aplomo, pero la trasferencia de pesos es demasiado pronunciada y no transmite toda la seguridad que en realidad tiene esta moto en frenadas fuertes.
La ergonomía de la nueva Hypermotard es también una delicia. Su postura es natural y relajada. Cuando te subes por primera vez da una sensación de control tremenda... Es decir, desde el primer instante te hueles que es una moto ligera, rápida y divertida. Sin ni siquiera ponerla en marcha. El manillar ancho está a una altura adecuada, las estriberas se han bajado un poco y el asiento se ha rebajado en 20mm, quedando al altura en 805 mm, siendo ahora una moto más apta para estaturas medias. El accionamiento de sus mandos es muy agradable, sobre todo el embrague, que es "mantequilla" pura. Nunca un embrague había sido tan suave sin ser Honda. Las piñas tienen todos los mandos muy "a mano" y el único "pero" se lo encontré en el conmutador de los intermitentes, que con guantes de "guerra" no te da tacto y a veces (muchas) te preguntas "¿habré puesto el intermitente?". Y la verdad es que lo pones. Pero su accionamiento es tan suave, sin ningún "clic" o resistencia, que al final miras de reojo el indicador en el panel a ver si se ha encendido. El display digital (en otras épocas cuadro de relojes) es minimalista y claro. Su legibilidad es excelente bajo cualquier tipo de condición lumínica. El accionamiento de las marchas en un poco duro en reducciones, esto puede deberse a lo nueva que era la unidad que probamos, y encontrar el punto muerto a veces se convierte en una tarea difícil. En cuanto a la visión posterior... bueno, los retrovisores no son el fuerte de la Hypermotard.
En el apartado estético esta Ducati, como casi todas las Ducati, se lleva una nota muy alta. Está claro que sobre gustos no hay nada escrito, pero en mi semana con la Ducati no encontré ni a una sola alma que no me dijese "que bonita que es esta moto". El chasis tubular visto, característico de la marca, es bonito, pero en esta moto es tal vez lo que menos llama la atención. La mirada se va sin duda a su parte delantera, donde su "pico" con orificios "nasales" describe una línea recta que se aúna con las formas del depósito, lo que le confiere a la Hypermotard una imagen limpia que define absolutamente su carácter de moto simple y efectiva. Una estampa de guerrera sin concesiones. Obviamente la zaga dice también mucho sobre su carácter, con su doble salida de escape por debajo del minimalista colín, que se compone de un par de tapas y una especie de "alerón" que acoge en sus formas el piloto de leds trasero. Llamativa también es tanto la llanta trasera monobrazo como el mismo monobrazo de voluptuosas formas que la agarra con firmeza por el lateral izquierdo. El color rojo de esta unidad, el rojo "Ducati", viste el conjunto con altanería. Es un rojo deportivo que desprende fuerza y, al mismo tiempo, un clasicismo deportivo sin parangón.
En cuanto a cómo va esta moto... no hay mucho más que añadir a lo mencionado ya en el texto anterior. La Hypermotard en una moto clara en intenciones. Una moto para pasárselo bien. Sin medias tintas. No busques en ella prestaciones estratosféricas, ni comodidad para viajar o una moto para pasar desapercibido. Esta moto es una moto para la diversión pura y dura, sin atragantamientos ni estreses. Una moto que hace muy bien lo que tiene que hacer y que dejará atrás a cualquiera que ose pisar su terreno, las reviradas carreteras de montaña.
La Hypermotard 796 es una moto fantástica. Su comportamiento es neutro y le otorga a su conductor el mando absoluto de la situación. Ella obedece, no se "encabrona" ni decide por ti. Trazar curvas con ella es una delicia y sigue la línea que le marcas sin problemas. Los cambios de dirección son fáciles y no es necesario derrochar energía en ello. Esta moto lo hace con simpleza, simplemente tienes que pensar por dónde quieres pasar y ella se dirige allí. Su elástico motor es todo bondades y no te dejará en la estacada en ningún momento ya que su abundante par hace emanar la potencias dónde y cuándo sea. Abre gas a muerte, reduce sin contemplaciones y frena "a saco". Da igual, la Hypermotard obedecerá y no la pillarás con los pantalones bajados. Siempre tienes Hypermotard si la necesitas, si la quieres, si la buscas.
En definitiva. Si estás harto de ir por ahí preocupándote de que la potencia de tu moto te "escupa" en un viraje, harto de tener que pelearte con las inercias de las masas suspendidas que quieren seguir recto cuando tú quieres girar, harto de ir pendiente del cambio de marchas, harto de ir incómodo, o harto de que la cabeza de tu moto se vuelva loca, ahora tienes una alternativa. La Hypermotard 796. La moto más divertida que te puedes comprar para circular por la calle. La moto que elimina los problemas y ofrece soluciones.
Espectacularmente bonita, extraordinariamente eficiente, tremendamente cómoda y bondadosa. Así es la Ducati Hypermotard 796.